Todo lo que querías saber sobre bitcoin, criptomonedas y blockchain y no te atrevías a preguntar - reseña crítica

Este título te ayudará a comprender las claves de las criptomonedas, uno de los fenómenos más revolucionarios del último tiempo. El futuro ya está aquí, ¡no te quedes afuera!

Estalla la crisis, nace el bitcoin

En el año 2008, la crisis explotó en Estados Unidos. Al principio, se produjo en el ámbito inmobiliario de dicho país, extendiéndose pronto al resto del mundo y haciendo temblar los cimientos de todo el sistema financiero. Que la formulación de la primera moneda digital haya sido precisamente durante un año de crisis es poco casual.

La crisis provocó, como no podía ser de otra manera, una gran desconfianza por parte de los ciudadanos hacia las entidades bancarias y los mecanismos de ingeniería financiera existentes. La gente se empobreció, perdió sus ahorros, y tuvo que resignarse a rescates y políticas monetarias que se presentaban como imprescindibles.

En este contexto de desilusión, proliferaron las personas críticas al modelo existente, al sistema bancario y los gobiernos. En este ámbito, emergieron perfiles muy libertarios e incluso anarquistas.

Aunque en realidad se desconoce la identidad del creador del bitcoin, hay indicios de que bien pudiera haber partido de los entornos citados, que además fueron los primeros que mostraron un especial entusiasmo por el dinero digital.

El 31 de octubre de 2008 apareció en Internet, en el marco de una lista de distribución en la que se hablaba de criptografía, un artículo firmado por un tal Satoshi Nakamoto titulado “Bitcoin: un sistema de dinero en efectivo electrónico de igual a igual”. En este artículo explicaba un sistema de transacciones electrónicas de dinero basado en redes P2P.

Las redes P2P pueden resultarte familiares, ya que son las que se emplean muchísimas veces para realizar descargas, sobre todo de música, series de televisión o películas. Se trata de redes en la que todos sus miembros se comunican con todos sin que haya nadie que centralice esa comunicación; es decir, sin intermediarios.

El sistema que proponía Nakamoto resultaba revolucionario justamente porque se trataba de una moneda descentralizada, sin una institución central —como un banco— que intermediase las transacciones.

En los sistemas de transacción de dinero electrónico donde los bancos intermedian, el rol que cumplen es el de garantizar que el dinero no se gaste dos veces. Es decir, que en el momento en que el dinero se está transfiriendo de una cuenta a otra, no pueda ser gastado por otra persona.

Satoshi Nakamoto, con la invención de bitcoin, fue la primera persona en el mundo que consiguió resolver el problema del doble gasto de forma completamente descentralizada, sin la necesidad de ningún intermediario, lo que se consigue mediante lo que se conoce como un algoritmo de consenso entre todos los nodos.

En enero de 2009, Nakamoto distribuyó ya al público la primera versión del software para crear un nodo de bitcoins en código abierto, con lo que se comenzaron a emitir oficialmente las primeras criptomonedas.

Desde los inicios y hasta hoy, el software de bitcoin y de la amplia mayoría de otras criptomonedas ha sido siempre de código abierto, lo que significa que todo el mundo puede descargarlo de forma gratuita y acceder a su código fuente para ver exactamente qué tareas realiza y cómo.

Pilares bitcoin

Para entender el funcionamiento de la red descentralizada y la tecnología que hizo posible la existencia del dinero digital, debemos distinguir los pilares sobre los que se sustenta la red mundial del bitcoin y de la mayoría de las criptomonedas:

• El algoritmo de consenso entre los nodos 
• Los nodos o mineros
• Las carteras y bolsas virtuales 
• Una política monetaria propia

El algoritmo de consenso entre los nodos

En primer lugar, como se ha explicado anteriormente, Bitcoin es una red mundial descentralizada de ordenadores que actúan en P2P, es decir que todos los componentes de la red se comunican con todos sin que nadie centralice esa comunicación, y cada uno de estos ordenadores constituye un nodo.

Cada nodo cuenta con una especie de libro mayor, un libro de registro de contabilidad en el que se almacenan todas las operaciones que se realizan; en otras palabras, todo lo que entra y sale del monedero de cualquier participante en la red. Este aspecto es similar a un banco que lleva la contabilidad, pero aquí el libro mayor es compartido entre todos los participantes.

Esta tecnología de libros de contabilidad distribuida es de gran ventaja porque una de las mayores dificultades con las que cuenta el sistema financiero para asegurarse de que las cosas funcionan es garantizar que un mismo dinero no se emplee dos veces.

En el caso del bitcoin, ese libro mayor distribuido consigue que, al estar replicado en todos los nodos, no pueda ser modificado de manera autónoma. Todos los nodos deben estar de acuerdo en cuál es “la verdad”, y uno no puede cambiar su verdad sin que lo hagan los otros, evitándose así ese problema del doble gasto o la posibilidad de manipular la red.

La clave de esta tecnología es el consenso como instrumento para ofrecer confianza: la información es válida y verdadera porque todos los miembros de la red tienen la misma información. Esta propiedad del bitcoin y de las otras criptomonedas es lo que se conoce como la inmutabilidad: la imposibilidad de modificar las transacciones ya ocurridas. 

Los nodos o mineros

Los mineros son el grupo de ordenadores que forman parte de los nodos, y la actividad de minado que realizan es indispensable para el funcionamiento de la red.

El procedimiento funciona de la siguiente manera: cada vez que se lleva a cabo una nueva transacción, esta se agrega a un bloque. Es decir, lo que se verifica no es cada transacción, sino los bloques en los que son agregadas.

Cada diez minutos es emitido un nuevo bloque con las transacciones que se hayan realizado en ese lapso. En el momento en que es emitido un bloque, cada nodo compite por descifrar la información que contiene, que se encuentra encriptada sobre complejos problemas matemáticos, y agregarla al libro de contabilidad. Esto es el minado.

En cuanto uno de los nodos resuelve el problema, la información es registrada, agregada a la cadena de bloques y todos los demás nodos la replican, quedando fijada ya en el libro de contabilidad de forma inmutable, sin que sea posible modificarla. Cuanto más grande sea una red y más distribuida esté, más segura será.

El meollo para realizar esto de forma descentralizada estriba en que, al no haber una entidad central que decida cuál es el bloque válido que todos añaden, debe hacerse gracias a métodos criptográficos que permitan que se llegue de forma distribuida a este consenso de cómo añadir otro bloque.

La competición por descifrar el problema criptográfico exige una fuerte inversión en equipos muy potentes, de alta capacidad de cómputo y con un consumo energético muy alto, pero cada vez que un nodo resuelve el problema y registra el bloque, se emiten nuevos bitcoins que van al ordenador que ha conseguido agregar ese bloque.

Bitcoin ofrece un incentivo económico para participar en su red, ya que cada vez que se generan bitcoins nuevos, estos se reparten entre quienes forman parte de los nodos. Esto ha permitido que el bitcoin siga creciendo, porque la gente invierte para formar parte. Si Bitcoin no fuera una red P2P con un buen incentivo económico, no funcionaría.

¡Que no te roben la cartera!

¿Cómo se almacenan los bitcoins? En monederos virtuales desde los que cada persona puede enviarlos y recibirlos. Se trata de una aplicación muy sencilla en la que el usuario cuenta con dos claves: una privada para acceder al contenido del monedero, y otra pública que lo identifica anónimamente.

Estos monederos permiten enviar y recibir dinero de manera sencilla y casi instantánea, pero olvidar la clave privada es como perder la cartera.

En realidad, los bitcoins no están en el monedero sino en la red de Bitcoin, y su existencia desde el día de emisión, así como todas sus transacciones, están replicadas en el libro mayor del que cada ordenador tiene una copia. El monedero tiene su clave privada que permite visualizar el contenido de la blockchain (cadena de bloques) y realizar transacciones con las monedas.

Por otro lado, para comprar y vender bitcoins existen las exchanges, es decir, las bolsas de cambio de bitcoins, donde cualquiera puede cambiar el dinero tradicional de la divisa que sea y comprar bitcoins según la cotización del momento, que estará fijada de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda.

Las exchanges tienen monederos donde se almacenan las criptomonedas que un usuario está comprando y vendiendo, pero estos son centralizados, ya que el usuario final no tiene acceso a la clave privada de su monedero, sino que esta es gestionada por las exchanges, por lo que no se recomienda usarlas para guardar monedas, sino solo para comerciar con ellas.

Una política monetaria propia

El bitcoin cuenta con una política monetaria propia que sigue las directrices de un algoritmo perfectamente establecido, definido desde el principio, desde la propia formulación teórica de la moneda, y antes incluso de la primera emisión de bitcoins.

El algoritmo, que incorporan todos los nodos y que no es modificable, determina de manera fija y de antemano, a diferencia de las políticas monetarias de los bancos centrales, exactamente los bitcoins que se emiten en cada momento: cuántos y a qué ritmo.

Este algoritmo establece desde el principio que el número de bitcoins que se emitirá en total es finito y prefijado, concretamente 21 millones. La fórmula consiste en empezar emitiendo 50 bitcoins cada diez minutos, y cada cuatro años la cifra se divide por dos.

De acuerdo con esta progresión, llegará un momento en que se dejarán de emitir bitcoins, y mucho tiempo antes la emisión será muy pequeña. De manera que, mientras los bancos centrales cambian permanentemente su política monetaria, aquí nos encontramos con un algoritmo rígido e inmutable.

Si partimos del concepto de escasez, entendemos que el bitcoin es muy valioso como almacenamiento de valor, porque no puede ser devaluado, es decir, no puede intervenir un banco central y de forma arbitraria empezar a emitir bitcoins nuevos. El bitcoin podrá subir o bajar su cotización dependiendo de su demanda, pero no devaluarse.

Notas finales

Estamos viviendo la irrupción popular de las criptomonedas y, como todo lo nuevo, existe gran curiosidad sobre su impacto en el mundo actual y su evolución en el largo plazo. Pero, al mismo tiempo, se trata de una tecnología compleja de entender para quienes no son expertos en el tema.

Por eso, esperamos haberte brindado los puntos clave para que puedas entender mejor este fenómeno del que todos están hablando.

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